A Ludovico Fonda.
Hay días en que todo sucede como de manual, preciso, sin dudas.
El día comienza puntual y no termina de otra manera de lo que Dios y el tiempo han previsto (hombres de agendas tan curiosas).
Uno se despierta, desayuna de manera sobria y prolija, metódicamente comienza lo de todos los días, emprende lentamente camino hacia la oficina o el trabajo que espere, actividad desde ya y principalmente desde mi punto de vista, sin un gramo de imaginación, sin una chispa de luz, pero que a fin de mes soborna nuestras convicciones, pone un precio conservador a nuestros placeres .
Luego llega la hora del almuerzo, hora que no decide absolutamente nada , es como estar entre Roma y el cielo, como entre el olvido y mis muertos, mañana ó ayer, o sea ni lejos ni cerca de ningún lado,
¿a mitad de camino de que?
(Pero extrañamente una hora esperada), uno almuerza, mirando el reloj, sin alterarse por nada, verdaderamente un cuerpo cumpliendo estrictos deberes fisiológicos, realmente un verdadero insulto a las pasiones.
Regresamos al laburo, la misma gente, el mismo forro, la misma vida que va de 10 a 7:00, gente jugando a ser nada, escapando de todo lo que deja a la intemperie, moderados, correctos, limpios y perfumados, comunicando todo a un mismo tono de voz, con rangos, con sonrisas de cotillón, vacíos.
Estrictamente vacíos.
Termina el día laboral, suspiramos, sonreímos de verdad, dejamos en el perchero el uniforme del alma (no todos, al menos yo sí, y se que vos también), nos cambiamos, preparamos algo caliente, a veces mate, a veces whisky, a veces vos, a veces yo.
Y lentamente la vida vuelve a improvisar, vuelve a tomar la pluma y a escribir, a escribir libre , cargada, presa, a cantar, a cantar con la voz cascada, diafana, trasnochada, estrictamente tuya, mía , de la noche.
De quien quiera escuchar. En estos días, en estos y todos los días, aguarda mi sonrisa, mi sonrisa mejor.
Mi barco esta mar abierto y solo lo mueven vientos de luz, solo espero que sean los vientos que hoy soplen, que hoy bailen con tus cabellos.
Cantemos hasta que salga el sol, olvidemos todo , hoy abandono todo reproche, y te digo Venga cantemos ! hoy estreno amor nuevo, hoy abandono todo lo que ata. Hoy te doy el hombro, y todo lo que me da razón de ser en la inmensidad.
Pa'adelante chaval !!
Hoy te quiero con mi corazón mas exclusivo, el de todos los días, con lo que prevalece en mi.
Mi corazón, ese, el de todos los días.
Siento que se abre un canal, una ventana interoceánica entre tu mirada milenaria y mi hemipléjica vista. Siempre te esperan mis letras.
Carajo buen viaje.
Y hasta la próxima copa de vino. Sigamos adelante hermano.
También continuara.
Tuyo y de nadie.
Sol y rosas (mucho vino)
Abrazo.
Sé que conoces esos versos...
El día comienza puntual y no termina de otra manera de lo que Dios y el tiempo han previsto (hombres de agendas tan curiosas).
Uno se despierta, desayuna de manera sobria y prolija, metódicamente comienza lo de todos los días, emprende lentamente camino hacia la oficina o el trabajo que espere, actividad desde ya y principalmente desde mi punto de vista, sin un gramo de imaginación, sin una chispa de luz, pero que a fin de mes soborna nuestras convicciones, pone un precio conservador a nuestros placeres .
Luego llega la hora del almuerzo, hora que no decide absolutamente nada , es como estar entre Roma y el cielo, como entre el olvido y mis muertos, mañana ó ayer, o sea ni lejos ni cerca de ningún lado,
¿a mitad de camino de que?
(Pero extrañamente una hora esperada), uno almuerza, mirando el reloj, sin alterarse por nada, verdaderamente un cuerpo cumpliendo estrictos deberes fisiológicos, realmente un verdadero insulto a las pasiones.
Regresamos al laburo, la misma gente, el mismo forro, la misma vida que va de 10 a 7:00, gente jugando a ser nada, escapando de todo lo que deja a la intemperie, moderados, correctos, limpios y perfumados, comunicando todo a un mismo tono de voz, con rangos, con sonrisas de cotillón, vacíos.
Estrictamente vacíos.
Termina el día laboral, suspiramos, sonreímos de verdad, dejamos en el perchero el uniforme del alma (no todos, al menos yo sí, y se que vos también), nos cambiamos, preparamos algo caliente, a veces mate, a veces whisky, a veces vos, a veces yo.
Y lentamente la vida vuelve a improvisar, vuelve a tomar la pluma y a escribir, a escribir libre , cargada, presa, a cantar, a cantar con la voz cascada, diafana, trasnochada, estrictamente tuya, mía , de la noche.
De quien quiera escuchar. En estos días, en estos y todos los días, aguarda mi sonrisa, mi sonrisa mejor.
Mi barco esta mar abierto y solo lo mueven vientos de luz, solo espero que sean los vientos que hoy soplen, que hoy bailen con tus cabellos.
Cantemos hasta que salga el sol, olvidemos todo , hoy abandono todo reproche, y te digo Venga cantemos ! hoy estreno amor nuevo, hoy abandono todo lo que ata. Hoy te doy el hombro, y todo lo que me da razón de ser en la inmensidad.
Pa'adelante chaval !!
Hoy te quiero con mi corazón mas exclusivo, el de todos los días, con lo que prevalece en mi.
Mi corazón, ese, el de todos los días.
Siento que se abre un canal, una ventana interoceánica entre tu mirada milenaria y mi hemipléjica vista. Siempre te esperan mis letras.
Carajo buen viaje.
Y hasta la próxima copa de vino. Sigamos adelante hermano.
También continuara.
Tuyo y de nadie.
Sol y rosas (mucho vino)
Abrazo.
Sé que conoces esos versos...
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