domingo, 6 de julio de 2008

NO HAY BAR QUE POR BIEN NO VENGA.



En el último vagón, me dispongo a partir, me acomodo lentamente en la artesanal, nostálgica, rustica e incomoda butaca, me doy cuenta también, que es el ultimo vagón de la ultima estación del subterráneo.

No se puede negar que soy perspicaz, no se puede negar esta agudeza para sentirme atrás de atrás de todo esta noche.

En las bambalinas improvisadas, por los intersticios de luz que dibujan las copas de los arboles, las copas de los bares, observo como se cambia la luna para lucir su brillo esta noche, esta preciosa, casi joven, casi mas linda que mañana.

Es una luna febril.

Es del otoño la flor mas leal.

Dibujo en la ventana de un bar algo que intenta ser tu rostro, es obvio que la ventana te desconoce, a mi me espanta el dibujo, me desconcierta, así que en un silencioso acuerdo, la ventana y yo hacemos como que es otro dibujo, quizás un garabato, una expresión desganada, paradojicamente, de mis deseos.

Así, como menciona este silencio, este acuerdo legal, estas dos partes de nada, este membrete sin nombre, " en silencioso pacto ", los dos seguimos, disfrutando del Gancia trago largo, dos pistonazos de soda, rodaja grande de limón, sobre servilleta constitutiva, diría, o abajo diría, ¿ o quien es algo sin el otro ? si se reconocen los cuerpos, sus cuerpos, su espalda de doblez, su cara y contra cara, su transparente piel que cambia de color, su fría calidez, su beso de papel, su sorbo, su estilo tan cortes, su escena sin cartel, la silla y el mantel.

Gancia trago largo, dos pistonazos de soda.

Repetimos la dosis varias veces, (ó si apeláramos a formas mas teatrales, habría de decirse la escena) invita la ventana, invito yo, la ventana, yo y así sucesivemente, pedimos algo de maní, como para engañar al estomago ó a quien se deje, intercambiamos opiniones varias, todas de cinco ó siete centímetros de profundidad, y por pericia, sabrá usted, no nos ahogamos en ninguna de ellas, ninguno de los dos, aunque confieso, intuyo a la ventana con serias dificultades para el nado.

Pido la cuenta, dejo una escaza pero decente propina, y remonto Córdoba, no sin antes, como caballero que me figuro, despedirme cordialmente de la ventana.

Son las 11 de la noche, y no esta nada mal sacudirse un poco el tedio, y no esta mal no pedir cartas, no quedarse quieto, no intentar de nuevo soltarle riendas al viento, besar queriendo a la luna, mirar sin mirar el tiempo.

¿ donde duerme el mar ?

¿ donde despierta ?


PD: A Iván Larroca : " No hay bar que por bien no venga "

2 comentarios:

CAEL Bs. As dijo...

No creo en eso de que los últimos serán los primeros, pero aunque "el Tic no llegue a Tac", estoy convencido que el tiempo trabaja a favor de la verdad. Habrá que fijarse en algún ingenuo manual de amor si "Verdad" es sinónimo de "olvido". No lo creo, por eso siempre le prendo una vela a dios y otra al demonio.
No creo que todos los bares nos hagan mal, como dice la gente. Pero acepto disertir, siempre que haya un gancia con dos pistonazos de soda en la escena del melodrama.
Gran abrazo camarada. Alexis Cuello

Sanchestelman dijo...

un impulso esplendoroso, casi involuntario, me empujó hacia el vacio despues de haber estado en la corniza de esa ventanita a la que saludaste tan atentamente como un verdadero caballero. Quería estar ahí para disfrutar de sus rocambolezcas formas de exquisiteses, que nunca dejo de admirar.
tu amigo del alma te saluda desde el vacio de abismo, que igual alumbra