lunes, 8 de diciembre de 2008

El ENEMIGO.

Se que no son los feriados, ni el tener que afeitarse por la tarde el hastio,
ni la lluvia o el calor de las veredas que transpiran sus vapores urbanos,
no es tu recuerdo sobre la mesa olvidada de algarrobo y almendras, Abriles y meriendas de Domingos,
reviso,
recaigo,
remonto las horas,
desando los días,
y pienso,
no es la puerta entreabierta o cerrada en una siesta desmedida y callada de Diciembre y sus Santos,
no es el prologo triste que antecede navidades y excusas,
excusas y sinsabores con fuegos de artificios, vasos vacios, vicios cargados,
y las fotos con ausencias, y las ausencias con nueces.
Me ausento,
saludo y no parto,
y pienso,
no es un viaje contigo y sin mi,
no son los duelos ni los pañuelos ni las aves sin nido en árboles frondosos y los nidos con hojas
y las hojas con tinta, y la tinta con sangre
y la sangre con sangre de la herida que sangra y me cicatriza la voz.
No son los libros leídos, no son las letras terribles,
no es la canción que escribí ni la canción que me escribe.
Regreso,
te beso,
tropiezo y no caigo,
y pienso,
no es que tan alta la luna, si se me cae se rompe,
no es la fiebre del sol, ni los mareos del mar,
obstinacion de montaña,
los intersticios, la geometria y tus pasos, los fantasmas, tus ojos, tus manos,
no es que se lave la cara la verdad en los espejos,
es la mentira a deshora,
el enemigo y su sombra,
a lo que daré batalla hasta quedar sin sed, sin corazón,
sin aliento y sin ganas,
pero de pie siempre el alma por el pan y la alegría.


EL ENEMIGO.

Con una sola vez en la que el viento diga tu nombre,

mi corazón latirá muy fuerte hasta llegar.

Mientras se detenga el tiempo entre cuerpos,

como arena en las manos, la lejanía dice adiós hasta estallar.

Vuelve y siembra en su vientre una plegaria.

Sube y vuela tu mirada hacia el mar.

Y es que nada, nada detendrá mi amor.

Y hay que impedir que juegues para el enemigo.

Puedo hasta tocar el cielo en el que flotan todas almas perdidas, y mi corazón latírá muy fuerte hasta llegar.

Y si un espejo falso ves, que no responda tus mismas lágrimas, la lejanía dirá adiós hasta estallar.

Oh! regresa y hunde tu cuerpo en esta tíerra.

Sube y vuela tu mirada hacia el mar.

Y es que no hay otra oportunidad.

¿Por qué sólo es esto todo lo que tenías para dar?

Madre de la vida, por favor ilumina a la gente, o todo verdor y creación y tu amor se perderán.

Quieren imitar al sol, que se escapa en espectro dorado, y la lejanía dice adiós hasta estallar.

Vuelve y siembra en su vientre una plegaria.

Sube y vuela tu mirada hacia el mar.

Y es que nada, nada cambiará mi amor.

Y hay que impedir que juegues para el enemigo...

El Enemigo (en vivo), Luis Alberto Spinetta, 29 de Diciembre de 2001, Estadio Obras




2 comentarios:

Juliana Fortini dijo...

Vamosnos con tu guitarra a cantar a algun lugar!!!!!!

El Cochinillo exquisito. dijo...

Seria una exquisitez ese detalle...