martes, 10 de febrero de 2009

VISPERAS (Y DESPUES) DE LA LLUVIA.


Estatua que camina y confirma el corazón
en sus latidos de piedritas de esplendor y bello mármol,
buscos señales en el cielo que hoy reconozco mio;
recibo un instante,
despido sin mayor encono tus recuerdos.
Estoy en vísperas de lluvia,
ulterior a los sucesos y los versos.
Camino rumbo norte y desoriento la tarde,
enmiendo nubes,
cicatrizo al sol.
Hoy soy verbo y oración.
Tengo una bolsa de palabras breves,
un Dios de bolsillo,
una o mil excusas,
en una única canción,
tu inmaculada sonrisa en mi memoria,
en su altar perplejo y en tu voz,
los pies mojados luego,
las manos, el dolor,
la espalda, las razones y el amor,
la noche quizás me encienda,
favorezca los delirios y después;
he de buscar la luna entre antenas
que señalan sin señal ni cable a tierra.
Estoy en vísperas de vos (después),
la lluvia y no verte,
luego, los besos que se ausentan y la gente.
Hoy soy nombre blanco sobre el gris de las tormentas,
en el aire,
algo se incendia, en vísperas,
(después),
levemente alguien se acerca,
en las horas, cierta tarde, tus caprichos que me mojan,
me aproximo,
sin reloj ni ropa nueva que hoy no estrene tu aguacero.

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