domingo, 31 de mayo de 2009

EN LLANTO.-

Buenos Aires, al oeste, bien al oeste.

Ella bien lo sabe, como bien lo denuncia y lo señala con solida eficacia; se anuncia una y otra vez en su abando de mi.
Elegante, sencillamente elegante de azul y de trigo.
Inmensa.
Total.
Generosa de distancias.
Yo camino las calles y canto bajito, vuelvo de donde nunca termino de llegar, en llanto,
en un gravisimo llanto, pereciendo secretamente mi felicidad.
La luna no es un reloj ni en sus formas.
Es una pena sin tiempo, nacarada su lágrima guarda.
Se aproxima el invierno y es Domingo y cae la noche, y una espantosa resaca me agravia impiadosa, sin misericordia, un lugar común como un lugar común.
Una vereda mojada me resulta esta tristeza.
Un callejón roñoso en medio de la belleza.
Una pintura de espaldas.
Este contrato del miedo, con sello y prolijamente estudiado,
garantizado bajo rubrica sanguínea,
su nombre,
su religioso y profundisimo miedo se argumenta y formaliza.
Existencialismo que le dicen, pero el culito abrigado no es el corazón contento ni mucho menos la gloria del alma.
Las zapatillas cansadas me miran de reojo, y bajo la mesa parecen dejarse morir, yo definitivamente mori hace una horas.
En llanto, inundo un corazón de lata, y se me oxida este cariño insensato.
Apago la luz. Me meto en la cama. Un desvelo burlón con cara de hiena ladra feroz.
Necesito un instante.
Una letra de libertad.
Necesito tu idioma y una dislexia brutal.
Un destino y un solo pasaje para verte de lejos crecer sin tormentas.
Necesito un paraguas y un día de sol, una sombra en la noche, un farol en el mar, un revolver sin balas, un amor de verdad sobre las putas mentiras de Lunes y oficinas.
En llanto quiero quemar la autopista.
Dicen que la tristeza pasa.
Pasa, si, pero todo se lleva, y duele.
¿Y que sera del poeta si el llanto no se adjudica una tregua?

sábado, 30 de mayo de 2009

ESTO NO ES UN POEMA.-

Hoy querido Nito, perdón por las certezas.-

Esto no es un poema, no es siquiera la muerte en pantalones cortos.
Esto es un espejo sucio, una copa rota al filo de la mesa.
Soldados hacia otras guerras, y guerras buscando soldados, mi sombra y yo inservibles para la próxima batalla, hombre que no huye se juega los dientes la nariz y las manos por ver su bandera bajo el sol otoñal de sus ojos, aunque se anuncien derrotas.
Vuelvo a repetir, como tanta otra cosa repito, esto no es un poema, no es siquiera un guitarra de lana con cuerdas de frío.
No es mi padre muerto, ni la canción que aun me duele.
Esto es un negro fuego ardiendo en la sonrisa, una hoguera en el fondo del mar.
Legales amantes sin el vicio clandestino de los besos robados a la vida.
Esto no es un poema, es un mal trago mucho después de las doce.
Es un cigarro apagado, un impropio amanecer volviendo de los silencios.
Convoco fantasmas y hago las valijas,
guardo papel, abrigo y blasfemias.
No salgo a la lluvia ni al sol ni a los nombres.
No lloro, no grito, no canto.
No muero, no vivo, no bailo.
Solo repito, esto no es un poema, es un smoking nuevo en un velatorio futuro.
Es un pasado de estreno.
Es un presente constante.
Es una danza del viento en el desierto del tiempo.
Una montaña de arena creciendo en el alma.
Una tormenta de nieve en la vista.
Esto no es un poema, no es el invierno ni el cielo,
no es el infierno, las calles, la soledad o las visitas,
esto es tan solo lo que NO ES.

martes, 19 de mayo de 2009

LARGUISIMO POEMA BREVE


En memoria a Mario Benedetti, el poeta.


Se fue por Montevideo.-

Se fue por Montevideo,
¿quien sabe bien a que hora?,
si fue a la hora de los trenes, o del canto de los gallos,
del diario matutino, o de un silencio de escenario,
de las fabricas y las manos minerales,
del sello y los papeles a las siete de la tarde.
Solo diré, que se que se fue por Montevideo.
Ya crecí, no como crecieron sus páginas, pero crecí.
En sus letras se llevo mujer tarde y ventana.
Se fue por Montevideo con su valija de fuego, con su exilio de la sombra, por el medio de una calle hacia el Río de La Plata.
Se fue por el oriente, hacia la muerte, eso que ya se sabe de la vida.

domingo, 17 de mayo de 2009

LAGO PERDIDO.-


LAGO PERDIDO.-

Mira, no veo nada en esta noche,
soy un cieguito que maldice los silbidos,
odio la luz,
que mas me da,
no me alimenta.
Mira, no veo nada,
todo es espacio
mejor voy a lucir mi gamulan de piel de rata.
Soy inmortal.
Soy algo inmune a todo,
lo que me mata es la sed.
Soy algo tétrico en la oscuridad.
Soy un espectro mas.

Canción del enorme poeta, David Iván Almada.

viernes, 15 de mayo de 2009

AMEN.-



Un momento de pausa profundo, tan solo un momento
(para siempre)...

Exquisitos saludos a todos.-

martes, 12 de mayo de 2009

EN EL NOMBRE DEL POEMA. -


"Son ciertas las memorias y la soledad.
La vida es cierta, y el olor a lluvia.
Todos estos días son ciertos.
Es cierto el pez
(como no lo dije antes).
El deseo de cambiar las cosas.
Entrar en los cafés es cierto, y salir al mundo.
Agarrarse de él un solo instante."

Miguel Barnet,
Todos estos días.

Citado en el libro
"Salvo el Crepúsculo",
Julio Cortazar.-


Se erizan las estrellas en la piel de la noche,
las lágrimas al sol y el frío a la sonrisa,
tibia,
liviana,
los pies del silencio me caminan las manos,
fugaces,
cercanas;
el tiempo reposado en su tiempo, la lluvia mojada en su lluvia.
La casa, como un detalle indiferente del mar y el universo,
se suspende en la tormenta de los días.
Un revés de calor en la mejilla, una incertidumbre marcada en la frente,
una emboscada al corazón,
(Ella de belleza, ella)
rodeándonos la vida.
Ni siquiera antes de que yo supiera
lo que sé tan cierto.
Las aves por la tarde,
a la hora del té y los pensamientos
(un suspiro azul, su avellana en la mirada).
Emigran estaciones, sin anden ni trenes muertos,
pañuelos de colores avivando el horizonte, avanzan anhelantes.
Un ápice de luz es en la luz un grano de sal,
(en la sal),
quizás una inmensa verdad en la letra y la palabra,
un pellizco de arena en la herida del mar,
una pequeño nacimiento en la muerte diaria de la muerte.
¿Donde esta viviendo la vida?
Ni siquiera antes de que yo supiera lo que sé tan cierto.
(Ella de belleza, ella).
Llovizna de Mayo tu risa de Abril,
quietud de las nubes,
duda del viento.
Una caravana de botellas,
lo se.
Una pregunta en la pregunta,
lo se.
La prepotencia de aquel libro necesario,
lo se.
En el nombre del poema y el nombre de los nombres de los hombres,
examino humanidades, excusas y respuestas.
Los exordios de un amor,
la palabra callada de sus labios.
El velo de la tarde y la misteriosa hora señalada se revelan,
ni siquiera antes de que yo supiera lo que sé tan cierto.
Bajo un pino puede la belleza ser tan solo belleza bajo un pino,
sobre un puente cruza un río,
ejecuta amaneceres,
sirve su centella sin razones de tormenta,
desnuda la pradera,
así,
sin jactancia alguna la belleza.
Ni siquiera antes de que yo supiera lo que sé tan cierto.
En el nombre del poema todas mis palabras dan la vida.
Todos los minutos, incendian su frondoso follaje de ansiedad,
sus horas de madera,
su bosque en forma de reloj.
¿Que inquiere la muerte?
La vida, la sentencia justa del destino.
Ni siquiera antes de que yo supiera lo que sé tan cierto.
Aquel Febrero,
aquel calor insistente que aun hoy nos acude.
Las veredas, mis zapatos, la memoria, los rituales mínimos de la domestica fe que nos recibe,
sin cruz y a todo cielo.
En el nombre del poema.
Ni siquiera antes de que yo supiera lo que sé tan cierto.

lunes, 11 de mayo de 2009

ALIVIO EN EL AIRE.-

A María Ofelia, la mujer mas linda y buena que conocímos.
Tus Hijos.-

"Puedo enseñarte a volar pero no seguirte el vuelo"
Alfredo Zitarrosa,
Milonga para una niña.-


Te llevas y regresas los suspiros,
¿que serian ellos, yo, los tuyos, nosotros,
aquellos que no son ni se saben?,
No podran ser ni saberlo,
como la inercia en el tiempo o el sol en un patio muerto
Absoluta y natural totalidad madre, nuestra, bien nuestra.
Caricia de alivio en el aire.
Madre nuestra que estas en el suelo cielo que sobrevuelan tus manos.
Aquí nosotros por vos vieja,
esperamos y esperamos...
(Lo que haya que esperar y lo que sea necesario).

La canción que tanto te gusta y nos enseñaste te espera en casa:

viernes, 1 de mayo de 2009

PEQUEÑA ORACIÓN MONTAÑA.-


Impetuosa y prepotente, como las revoluciones, la violencia de los ríos en su furiosa puñalada de corriente,
solida como un pedazo de verdad,
irrefrenable, contradictoria, en porciones de ansiedad en el desequilibrio de los riscos;
una descomunal montaña crece hacia el oriente bajo, hacia adentro, hacia la cima inversa del cielo y sus reveses.
Como un terrible poema en el lomo de un centauro enardecido.
Despeña el tiempo sobre sus ripios lacerantes, quiebra la cueca existencial del alma, el viento y las mareas,
un silencio alpinista, un descenso al revés.
El miedo reconoce sus miedos, y el amor su irreversible cuando desanda la cumbre de un profundo y blanco abismo en medio de la noche en la noche de todas las noches.
Escalo peligrosas palabras, no escatimo esfuerzo, sol ni primavera, y miro hacia abajo y hacia arriba y no encuentro preguntas para las respuestas que ascienden sobre el diáfano corazón en las alturas, (los pies y las manos en la tierra).
La sombra de la sombra del mundo se reduce a un puñado de materia incandescente sobre peñascos del olvido.
Una mujer dorada se sueña en su paciencia, y sobre un valle insoslayable,
(que llaman eternidad),
baila una danza atemporal a orillas de una mirada de sal y sugerencias de horizonte.
Elevo brevedades y me extiendo, no intento callar a mis suspiros y desato tempestades, afilo un tridente de centellas como los cuernos el Diablo,
como Dios a sus tristezas dogmatiza,
provoco las sospechas de los truenos y sentencio con la risa las vísperas de lluvia.
Desde el fondo de los fondos de un espejo observo los días venideros, respiro inmensidades, amo y señor de mis miserias,
todos buscan ferozmente tu conquista y pretensiones de fálicas banderas.
Yo te exijo con el pan de mis esfuerzos,
con las flores que fecundan tus secretos, soy el que recorre día a día tus formas perplejas y crecientes, con un sencillo anhelo insuperable de caverna, de manitas apretadas en todos y un único sueño que despierta en la tibieza del amor y sus extremos,
estallo sobre los cimientos de un beso matinal que nos construye.