Dicen que los espejos...
Y si las botellas fueran días, serian meses, y si seriamente el paso del tiempo fuese una botella, este reloj de vidrio seria de tantas formas que para que explicarlo entre tanta multitud.
Si la muerte fuera, tan solo ese final que todos ya se saben, no nos decepcionaría tanto no saber como empieza el cuento y quien lo acaba que no preguntaríamos como preguntamos sin querer saber.
Y a mi que me han abandonado todas las mujeres que creo conocí; rojas, verdes, azules, amarillas, grises, negras, violetas, incoloras, todas; de maneras eficaces, que ustedes (y yo mismo) quisieramos poder saber poder querer, pero cuando digo todas; el cuadro no importa quien lo pinta y como usa su gracia el pintor que rige su gobierno en nombre del amor, ni en que pared esta colgado, o quien duerme su olvido, inclusive no importa de que pared ostenta su destino, ni de donde cuelga esa pared.
Lloré todo, y todo me ha dolido, los días, la suerte de mi sombra, los puntos cardinales, aquello que llaman camino, y ese costado de los años, que no se sabe bien si van junto a una mesa, una vena literaria, un país, una palabra, una canción, una tormenta, la orilla de algún río, los pies de una mujer, algún nombre terrible, o la voz de una poesía.
También reí cada vez que pude sin pedir permiso.
Las sombras de la tarde tienen eso, eso tan particular de ser la luz que antecede la noche, sus texturas, su sexo palpable; allí crecí, y allí alguna que otra vez ni la luna me ha favorecido.
Pero en esta intimidad, yo me sonrío, y me sacudo la niebla gruesa del olvido, la de la guitarra sin cuerdas, la de la terrible canallada que acecha en el enemigo.
En esta intimidad de palabras que me viven, me veo irremediablemente vivo.
Me celebro y los convido.
Taller Gratuito con inscripción previa- Hay tiempo hasta el 18 de Octubre
de 2023
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Un espacio para empezar a mostrar y repensar el trabajo en función de una
primera socialización cuidada, con personas que escriben con pasión y
consta...
Hace 1 año