domingo, 9 de mayo de 2010

MADRUGADA, NOSTALGIA, VIOLA.-

A la buena salud de los recuerdos que agonizan en la antesala fría y blanca del hospital que no alivia el silencio que pacientemente se somete a la terapia irreprochable de doctos hombres disfrazados de doctores, repletos de diagnóstico y conclusiones, así que, interrumpo y me permito con urgencia darme el alta y no me esperen, no pierdan el sol, el tiempo, la tarde y la paciencia, que yo no me rindo ni en la sombra ni en la seductora tibia y necesaria humana forma de la luz que irradia el vientre de una mujer de luz y noche, no increpo en el deceso todavía, ni siquiera me voy por algún que otro camino del camino que camina hacia final y finaliza, sencillamente no he llegado a ningún lado, y nadie juega la voz o los zapatos, el abrigo, las excusas, los motivos, nadie nada nombres, a donde quien puede afirmar que alguien, quien vaya saber que habría que esperar allí puntual y sin reproche, retraso o gesticulacion, y nos sentencien sin un ápice de fe que nos espere y nos invada, y de los que ni muertos favorecen a la salud del alma y los sucesos de la tierra, desencanto, síntoma neurótico, pena, malaria generosa, inducción, indiferencia, sugestiones lastimosas de la biología, y defina quien sabe que frontera desgraciada nos encierre.
Me destierro sin piedad de la inmunda geografía de la agonía y los lamentos lastimosos, indignos, incapaces, perpetuos de la tristeza triste de los de corazón de llanto hueco y de vidriera, y se les pudrió la risa. Me muero en cualquier lado, con el corazón intacto y sin recetas. y la felicidad a mano siempre. A la salud de la mujer que me la quita y hace cosquillas con su ausencia.
Cantando nos curamos: No me muero todavía, que por favor no se confunda cuando digo que de amor es por que muero...
Venga, viva a todo pulso, ejecute el instrumento.-