domingo, 28 de marzo de 2010

GITANA.-

Serán las cartas, la noche, el designio afortunado de los desencuentros prolijamente planeados en el aire que nos une y nos recorre sin permiso.
Sera la luna, abnegada y femenina la que ilumina implacable aquel amor opaco replegado en el extremo urbano de una ciudad enlutada del milagro de los cuerpos, reducida a las formas materiales de cemento que definen y sentencian, estampilla irremediable con destino de relieve irreverente y letras grises, agrestes y de piedra, dibujo en el poema de los negros ojos que desnudan la figura capital que corta el cielo, y vestida de ciudad, ajena, distanciada, sexual y caprichosa seduciendo las mañanas.
Gitana, castañuelas, pedacito de ardor en el desierto, eximía bailarina de tormentas, bombachita a contra luz, insolencia de algodón, espejismo de sed en el mar de mis deseos.
Tallada, irreverente, inquietante, indefinible, pecado en el pecado, perdón en la verdad que huele a culpa.
Ausencia, ausencia irreprochable que reclama sin violencia o torpe gesto, la salvaje apariencia de mi cuerpo en estas letras que me forman.-

domingo, 14 de marzo de 2010

VIAJE A RIO.-

Un aeropuerto en medio de la tristeza, un Domingo asfaltado con tu nombre de brea junto al cordón de mi infancia, un garabato infantil, el olvido como una lata oxidada a orillas de una calle de tierra que pateo con resignacion y cuidado y un pasaje sobre la mesa en silencio rumbo a cualquier parte; la incertidumbre, el acecho del Lunes, el canto de un grillo a trescientos y tantos kilómetros de aquí me esta faltando esta noche.
El timbre, una voz, la cena, a lo lejos un grito, mi sombra, las exequias exámines de esta tarde y mis huesos.
Los papeles, la tapa de un libro roto, aquel amor, el mar, el verano calzandose sus botas de brisa y de lluvia, diciendo adiós hasta pronto.
Los agravios del reloj, la injusticia del amor anuncia sus desventajas, los pactos los desacuerdos, y un dolor, un ileso dolor, (sin un rasguño siquiera), duele prolijo.
Las ruinas en la habitación, las ruinas de las ruinas de ayer, de pasado mañana de mil años, un mes, como el humo de un incienso se diseminan minúsculas hasta desaparecer.
Los vasos, las veces, los besos, las voces, los vientos, vos en alguna ventana de un hotel cien estrellas, de una casa en la playa, que puede importar de donde no ves lo que veo; yo con la puerta cerrada sin poder hallar las llaves.
Yo sin poder evitar llorar o darte la espalda, sin poder cerrar los ojos para mirarte mejor.