domingo, 28 de junio de 2009

EL CENSOR.-

A Santiago Zambianchi, valiente y poeta, hombre buscando la palabra justa.-
Porque tengo la seria certeza que cuando escribís te juegas la vida.-
Por el arte independiente, acá estamos.

Se asoma, con la cabeza hueca y el corazón vacío, el prolijo censor, correcto, eficaz, y suspira alambres y siembra sombras; trae las manos muertas y tijeras oxidadas ansiosas de elocuencia complice, de sinónimos cobardes preservando la obviedad mas oscura y predecible.
Entonces ejecutan su discurso absurdo, su mediocridad autorizada, su espanto a la carta.
Y la poesía resiste, y arriesga su identidad, la palabra, la lengua y los detalles.
Y da un paso, y no retrocede un verso.
Entonces le ponen precio, la quieren sobornar, provocan la mueca boba y ríen con un terrible gesto incapaz; y la poesía ilesa se proclama, y respira, y se impone y arrasa con la sugerencia frágil de lo plástico, del interés despiadado de los anhelos monos de la monada, de sus deseos pobres, miserables, de la inquietud de rebaño muerto, pero escapa, y se eleva y deja atrás las traiciones irreversibles del poder estéril, de la traición solapada del imbécil.
Entonces la poesía lucha, callada, incubando el grito rebelde y la constante costumbre de resistir y resistir, y a fuerza de acción se impone, a puro verbo, y así nos involucra y nos pertenece, y generosa de luz nos autoriza la intención clandestina, la espera sublevada, y propone una ráfaga de amnesia a la muerte, la mata de irreprochable olvido, y dice destierro, patria, corazón, invierno, reloj, esperanza, y así yo la nombro y la llamo vida.
No puede el censor con la verdad, fracasa.

miércoles, 24 de junio de 2009

ORACION SENDERO.-

Si supiera que decir, yo juro que lo diria...

Entonces seriamente pensé en doce dragones,
así cerré mis ojos y vi constelaciones enteras bajo un fuego azul y briznas de centellas,
queme las naves sobre un mar desierto,
sin islas a babor, horizontes desmedidos, truanes o tesoros entre miel y terciopelos.
Así me fui sin vos con el sendero, (sin ver Roma), ni mirar el cielo;
a contraveneno la razón, las promesas rotas, el argumento, las cenizas del tiempo y los amarillos huesos;
a la suerte le ofrecí mi suerte y mis pasos largos buscando el camino.
Así, nuevamente pensé en doce dragones, (en un desvelo eterno), en solitarios corazones buscando el fuego azul,
así apure respiración, llanto y la pesadilla breve, y vi de rojo al cielo, y blancas paredes sedientas de ventanas, lluvia y fiebre.
Y dije libertad
¿de que estas hecha?
Y todo se detuvo, preciso, puntual como el próximo olvido;
Y dije soledad
¿quien en mi nombre te reclama?
Asi enmende las velas, y a estribor las heridas, los descuidos y la pena;
el corazón ondeaba alto, y la vida era un instante pleno,
la decepción hielo en el hielo, la muerte un hasta luego repetido.
Una premonicion de astillas arde sobre la cruz de cualquier beso.
Rece por mi risa, y por los ojos que te vean (no los sentencie su luz),
y eleve mi última plegaria a todos los extremos; al faro tuerto que se duerme hoy en el sueño,
así me fui, un gregario día de Junio, sin maldecir ni voz de trueno, sin humores rancios ni pañuelos, con fe a fuerza de fe, con miedo ensimismado, con la sombra de mi sombra de sombrero,
sin espejos, con pan y con recuerdos de oro y sangre,
pidiendo por lo bajo,
que te pierdan los senderos,
(esos que me pierden, donde te perdi primero).

domingo, 21 de junio de 2009

REESCRITURA.-


A Flopi Mazzinghi.-

"Sé muy bien que ya te escribí ayer, pero ha vuelto a hacer un día tan bello. Mi gran pesar es que no puedas ver lo que veo aquí."

Vincent Van Gogh. (pequeño fragmento, Carta a Theo).-

REESCRITURA.-

La tarde como un carozo rueda y rueda hacia la noche, y una amable luna da sentido al frío y sus detalles.
Una sonrisa tímida esboza la ventana, luego la neblina denuncia un suspiro sin aliento.
La casa a comienzos del invierno irradia una calidez inexplicable cuestionando todos los sentidos, tu nombre haciendo cumbre entre mis cosas,
tu nombre descendiendo sangre abajo, se mueve.
Me relee un viejo libro, dicen que mi padre, mi madre dice.
Una celebración, dos duelos, algunas despedidas, tanto llanto esta felicidad, estos verbos dignos.
Concluye aquel instante, se precipitan diez minutos, acude la sed y no desempaca, y yo no emprendo viajes ni apago las hornallas.
Repaso las fotos y las piedras, subrayo el sol, cierro la lluvia que abrió el día.
Deshojo esquelas, siembro preguntas en mesetas de papel, cosecho un quintal de incertidumbres.
Ferias viejas, la calle colonial de un tiempo detenido, la luz que proyecta un secreto castaño me evidencia.
Te reescribo y así la paz me escribe.

sábado, 20 de junio de 2009

BONSAI.-

Un pequeño tiempo vive en su pequeño reloj,
y su pequeño Dios, obsequia sus pequeñeces,
lento y moderado en su acción,
en círculos perfectos, danza;
danza su pequeña gracia.
Un miedo pequeño crece sano en su pequeño país, cosecha lo que siembra y se enorgullece de su pequeña soledad,
sus pequeñas gentilezas, sus olvidos prolijos,
su asepsia de pasión.
Aquella pequeña voluntad mueve un alfil.
Una pequeña dama mueve torre y come alfil.
Derrumbe obvio.
Un pequeño peón llora su pequeña muerte.
Exilio.
El ajedrez no es amor, mucho menos un juego.
Pequeñas raíces, aquella tierra añorada bajo un cielo diáfano que desde aquí parece pequeño.
Palabrejas y palabrotas pequeñas se baten en pequeño duelo.
Recorto poemas,
pequeños poemas.
Sobreviven aquellos valientes, se subleva un pequeño corazón, y siempre es señal de una inmensa esperanza.
Inconsciencia.
Pequeña inocencia sagrada.
Pequeñas hormigas hacen su trabajo constantemente, y sin embargo siempre falta tanto.
Pequeña contradicción clase media.
Pequeño punto cardinal de tres letras pequeñas, tus pequeños ojos en la pared inmutable pertenecen a esta pequeña tarde que no me pertenece pero me apropio.
Pequeño fantasma en el espejo rasura su barba y otras fantasmagorías.
No hay moldes para lo impropio, no hay gesto que se anticipe a lo inesperado.
Rompo pequeña regla, y lloro.
Soy un bonsai en esta selva inmensa.

viernes, 19 de junio de 2009

ORIGAMI.-


"Soy feliz, soy un hombre feliz y quiero que me perdonen, por este día, los muertos de mi felicidad"
Pequeña serenata diurna.
Silvio Rodriguez.-

Se pliega y se pliega una y otra vez esta tristeza de papel, esta hoja en blanco de mucho antes de ayer, sin tijeras, con invierno, con colores vivos.
La sonrisa es una grulla brillando elegante bajo un sol despreocupado.
Hoy soy feliz como un origami,
sin el detalle de tus manos, pero con tus ojos dando formas a las formas de la tarde.
Un poema se describe preciso,
impuntual como el nombre sin nombre de un adiós anónimo,
innominado.
Un tiempo se destempla en el aire, como la nota dominante de una canción que se rinde a la melodía.
Una ocasión se pierde y se vuelve una fuga.
Origami, feliz como un origami,
me repliego las veces que sea necesario.
Soy un cercano Oeste.
Un punto y una coma después de tu nombre.
Y todo se pliega.
La casa, la mesa, las sillas, la alfombra y la bañera, todo se pliega conmigo.
Mi madre al teléfono, luego en la puerta diciendo mi nombre, me ve y se pliega. Y nos plegamos como Origami, felices como origami.
Y esta tristeza de papel, es tanto y tan poco como un papel.
Un papel desterrado de la prosa, un papel que ni barco de papel sera, son hoy las ausencias.
Y digo nombres, y me preño la boca de letras.
Y aprieto el puño y suelto el corazón a los designios de esta felicidad, que se pliega,
se pliega y se pliega hasta darme y darnos forma.

martes, 16 de junio de 2009

BUSQUEDA INFRUCTUOSA.


"No hay mejor silencio
que el del sentido.
Huye.
Huye la vida
y en su lugar queda la simulación.
Bebe, entonces,
hombre tenaz;
liquida la ninguna deuda;
abraza lo que tengas cerca.
Este es el tiempo ideal,
la brisa exacta
para olvidarse de
todo".

Acevedo Diaz.-

En vano la tarde espera tus cartas, y la mañana a la señora noche resigno los pasos,
la sombra del invierno se duerme descalza y las manos del verano no acarician ningún rostro.
De espaldas caen las hojas de un otoño, hace siglos ya de espaldas.
De frente muere un beso en el campo de batalla que libra el amor.
La vida es un verbo corriendo los riesgos.
Nosotros, aquellos, estos otros, y aquel don nadie que se pierde entre la gente,
y la gente se pierde entre otra gente,
y la gente entre la gente y un don nadie.
Toda forma de olvido es un engaño, todo engaño una forma exacta de la sin forma del miedo.
La mentira y la sed.
La ansiedad y el movimiento.
Los intentos ciegos de raíz por ver la luz, inclaudicable esperanza.
En un laberinto de puertas abiertas, yo busco una ventana.

sábado, 13 de junio de 2009

CEREMONIAS INTERIORES.-

El sol en lo alto, el frío en las suelas de mis pasos, la tarde hoy es para mi, caparazón de una tortuga disecada, inmóvil yace su sustancia al alcance de mis manos.
Lenta, casi quieta se sugiere, insinúa su belleza de vísperas de invierno, de señales de hojas muertas, de vida renovada, de dolores imperennes, de sentires y amor en la ventana.
Soy de esta tarde, en mi interior la celebro.
Intimo de olvidos, ensayo ceremonias y afino el corazón apretando las clavijas.
Cambio cuerdas, me abrazo al instrumento, y así le pertenezco.
Me abandono en su madera, como un naufrago en medio del mar, como un viejo a su bastón, así me salvo.
El diapasón del corazón late sus notas.
Y mi canción, diadema hecha de cuerdas y corcheas.
Ofrezco el pan y soy del vino.
Resucito tu oración y me confieso.
Respiro por tres veces, te niego, vuelvo a tomar aire y siembro tu nombre en medio de la mesa.
Me purifico con inciensos de vainilla.
Tengo una corazonada de nuez en el bolsillo.
Un campo de mentas en el alma.
Me impregno de fragancias de hojalatas y vapores.
Tejo sombras y bordo la pared, pongo nombre a todos mis dientes, me abrigo, me cobijo de soledad y de suspiros, anhelo dos minutos de tu voz, la prisa de la noche que hoy me duerme, así me conmemoro de nostalgias, en esta ceremonia de las horas que se mueren sin reloj.
Presiento en la veredas las baldosas flojas de las ruinas de la historia, de todo y la humanidad, entonces vuelvo nuevamente hacia mi mismo, hacia la tierra de la infancia y del camino de mañana todavía no conocido.
Y me recorro, crepúsculo adentro, luna bien abajo en la creciente de la noche.
Bien adentro de lo mio te diviso, en los trigales de mi pecho, una espiga de oro es esta tarde.
Una voz amiga desandando las distancias, recomendado nombres, inundando la lectura de un instante eterno de ocho o nueve letras.
Naciendo los adióses en los partos naturales de las bienvenidas.
Ultimó los detalles, y repaso la postal inalterable de estas horas detenidas.
Ingreso a vivir este minuto posterior,
recién nacido,
después de todo el llanto de vivir,
yo te sonrío.

viernes, 12 de junio de 2009

PONTE VECCHIO.-


Con tu ausencia entre mis manos, sobre la piedra medieval de la belleza, me arrojo en mis deseos de verdad y buenaventura, con brisas cálidas de miedo, y crecidas feroces de la fe como montañas, hacia el Norte de la historia que me espera, quemando mi honor en besos de papel, derrotando tijeras en nombre de los pasos de tus pies de primavera.
Cruzo el puente viejo de este amor sobre la historia, atávico, sin tiempo.
No cedo a orillas del Arno mi honor a tu destino, ni tampoco soy tu caballero.
Tan solo en apariencias el sol suele ser hielo, llanto, canción furia o desvelo.
El sol es; y sol a sol en sus esfuerzos de ser sol se manifiesta.
Tu luna en cambio, es balcón, pequeños ojos, escalera, dulce hogar, dos despedidas.
Sombra sobre la historia, sobre la fría tarde de mediados de Junio hoy es mi sombra.
Tan lejos te convoco y allí mismo me ausento, y te dejo con la piedra y el río, y el corazón como un atril a tus designios.
Y lejanas batallas llora el puente, y no hay derrota con vísperas de muerte, y no hay victorias con muerte sentenciada,
no hay soldado moribundo ni patriota, con afanes de bandera o retirada.
Tan solo tu nombre es por estos días y todo nombra a puro Universo y punto cardinal.
Tan solo un puente viejo, y viejas promesas que no están en los extremos.
Así, en el paño del sueño se ofrecen gentilezas, y el valor que pierden los valientes.
No existen por aquí los besos sin destino que no cruzan ningún puente (o todos los caminos).
Miro como un niño, al otro lado tu belleza (siempre joven y cercana).

miércoles, 10 de junio de 2009

SECRETO A VOCES.-

"Dejó de leer el relato en el punto donde un personaje dejaba de leer el relato en el lugar donde un personaje dejaba de leer y se encaminaba a la casa donde alguien que lo esperaba se había puesto a leer..."

Julio Cortazar, (Secuencias, pag 112).

Dejé de permanecer y aún permanezco en el lugar donde ya nada queda,
(pero permanecia).
Dejo lo tuyo de una buena vez y me llevo todo lo mio, y comienzo por revisar papeles, desorientar la tarde y no resolver crucigramas, dilemas o palabras ausentes.
Enumero posteriores tareas, cartas de la academia, impuestos y deberes pendientes.
Resuelvo, de una putisima vez donde poner los miedos, (los mios, los secretamente mios, los tuyos bien yo se y tu me has dicho que no existen).
Y hoy, sin indagar a la pared, o sobre el hombro, despreciar a la ventana, me pienso.
Lleno hasta el tope el hueco donde hubo una sonrisa, con la sustancia de una sonrisa nueva.
No lloro.
Hoy no lloro ni una vez.
Y no me lloran.
Y no me lloran ni una vez.
Estudio seriamente la raíz de mi tristeza, y como un fantasma sin fantasmas, me espanto de alegría, y no germino en su semilla, y tampoco soy árbol y no soy libro, hijo soy, solo hijo.
Y no me resigno del invierno ó del verano que no fue.
Hoy soy todo lo mio.
Y un farol duerme en un viejo patio, y las escaleras, como costillas de mi puerta no les duelen las heridas, y pierdo mi sombrero, mi sombra y su recuerdo.
Y soy, y soy todo lo mio, y no me quejo, y no me quejo.
Hoy la razón del corazón dicto su parlamento.
Hoy me inicio nuevamente.-

domingo, 7 de junio de 2009

PROCEDIMIENTO OBVIO.-

Busco palabras, examino el techo, disminuido en canciones ejercito mi tristeza, enciendo un libro, lloro.
Bebo algo caliente, (no whisky), miro la ventana, nos miramos, ambos provocamos un mueca de desden, me siento.
Camino el pensamiento, no avanzo, vuelvo al libro, me voy decentemente del llanto (pero no muy lejos).
Miro la puerta, definitivamente cerrada, no dudo, no nada.
Pienso en el mar.
Pienso en la tarde.
Me anulo de sol.
Evito azules y los verdes y me vuelvo madera inerte de estas horas otoñales.
Busco sombras compañeras en la casa, desencuentro.
Me inclino a la memoria, pierdo el equilibrio y caigo.
Rio como loco, sanamente.
Anhelo una sorpresa en mis manos, una inquietud de amor en tus ojos, un imposible.
Navego un intimo abecedario y naufrago sin piedad, desconsuelo en la esperanza.
Pienso en el Lunes con sentimiento de Lunes.
Procedo a olvidarte,
mañana,
hoy no,
mañana.

jueves, 4 de junio de 2009

UN POEMA MUERTO.-


A Rodolfo, el Uruguayo, que se fue sin avisar...

Un verso escondido y cobarde, es como la muerte a cara lavada,
como una sombra a la sombra de un sol muerto en el lecho de la tarde mustia.
Es eso que aun no nació y se presume muerto.
Una prepotencia de la conciencia en el pensamiento de un corazón pensando.
(Sentir que le dicen).
Un verso ciego,
(en la vejez ó en la infancia),
es un trunco sueño, un abandono intimo,
una derrota cruda en cualquier momento,
en cualquier verano, país o tiempo.
Un invierno abierto en medio del hambre,
una calle oscura,
un violín sangrando sobre voces mudas,
un grito oxidado sobre el hierro firme de cualquier destino.
Un beso podrido,
la llave maldita y la puerta cerrada de la boca ausente de la dama amada que calla inocente.
Es un verso ciego, un poema muerto.